miércoles, 7 de agosto de 2013

Diario de un vecindario agresivo


Capítulo 33: El compromiso.


Ayer a la noche mis vecinos gitanos de al lado celebraron un compromiso, pero la verdad yo no veo a nadie con edad para comprometerse. 
Bueno, dejemos a parte mi opinión, y la verdad es que ayer no pude casi dormir por el jaleo que estaban montando. Es que se pasaron toda la noche cantando y zapateando, y claro las paredes no son muy gordas y se oye todo, y cuando digo todo es todo. Ni los tapones que me pongo para dormir me sirvieron de nada, porque como gritaban a todo pulmón se oía igual. 
No podrían hacer eso en otra parte, o esperar al fin de semana que casi no hay nadie en el edificio, y así no molestarían. Solo es una sugerencia.
Al final no se a que hora acabaron, porque con lo cansada que estaba al final me quedé dormida, pero deberían de ser las dos de la mañana. Para la próxima que bajen un poco el volumen y así no molestarán a los vecinos que también existimos.
Eso también va por la nieta de los del primero, que se pone a celebrar su cumpleaños en la terraza, y venga a gritar, ni que no le enseñaran modales, por dios, que ya tiene una edad y no es una niña pequeña. Las demás personas también queremos descansar después de un largo día de trabajo.
Otra noticia, aunque no es novedad, es que la del segundo tiene nuevo novio, y por consiguiente vuelven a haber peleas a gritos, con lo que se entera todo el vecindario de sus problemas, ni que nos interesaran, se podrían cortar un poco y por lo menos no pelearse en la escalera a las siete de la mañana y despertar a la gente, que porque ellos vengan de fiesta, los demás también salimos y queremos dormir.
Y no tengo ninguna novedad más. Cuando suceda algo más ya lo escribiré.

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