lunes, 22 de noviembre de 2021

Diario de un vecindario agresivo

 Capítulo 39: "Esto es inaguantable"

De verdad os lo digo, voy a mandar a mis vecinos a un lugar en donde nunca brilla el sol, y ya me entendéis donde es, porque estoy harta, sino son unos son los otros.
Están las hijas de los de al lado, que no tienen otra cosa mejor que hacer que ponerse a escuchar música a las tantas de la noche, a todo volumen y sin cascos. Pero si yo la oía perfectamente, y eso que duermo con tapones, y hay una pared en el medio, pero no las señoritas, por llamarlas algo fino, las escuchan a todo trapo, encima siendo reggaeton y trap, y eso que a mi me gusta, pero siendo en horas de descanso hacedlo con cascos y tampoco os pongáis a cantar, o mejor dicho berrear, a todo pulmón. Porque eso si es hacerlo a mala leche, y después no les digas nada, que aún tienen más que decir que tú. Aparte en esa familia, porque ya os conté que el edificio de al lado está alquilado por toda una familia, no saben hablar sin gritar, y la verdad no me interesa nada enterarme de sus problemas o de sus cosas.
Ahora voy con los de arriba, que también es para darles de comer aparte. Tienen dos hijas, pero la pequeña no para de llorar cando está en casa, y la verdad da un poco de pena que no le hagan ningún caso, así lo hacían también con la mayor al principio. Otra cosa, también le da por llamar a su cuñada, que es la de abajo de mi piso, a grito pelado por la ventana o la escalera para pedirle cosas, o cuando le tira una bolsa atada a una cuerda para que le meta víveres, por la ventana, y cualquier día nos arranca la cabeza, porque la tira sin mirar.
Además, a mi no me importa, pero a poder ser cuando tienda la ropa que lo haga con pinzas resistentes, porque le cae casi toda para abajo, cuando no sale disparada para la terraza de al lado. También muchas veces tiende la ropa goteando, cuando está la nuestra casi seca, y una vez nos destiñó con una prenda suya una blanca nuestra y ya pensábamos que no le salía la mancha marrón, y no le digas nada, que se hace la sueca y se pone toda loca. También cuelga las alfombras y las mantas, de tal forma que en verano nos quedábamos a oscuras y casi no veíamos dentro de nuestra casa, porque nos tapaban media ventana, eso no es así. Cuando se van a su país durante un período largo de tiempo estamos en la gloria, y que me perdonen, pero es que es insoportable.
Bueno ya me desfogué un rota por aquí, gracias por escucharme despotricar, ya sé que vecinos raros hay en todas partes, pero es que los míos parecen que lo hacen aposta.
Muchas gracias por vuestra atención, y ya os iré contando las nuevas peripecias que nos suceden por culpa de estos locos vecinos.
Un saludo

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